La columna de José G. Martínez Fernández
El gobierno chileno ha decidido comprar las tierras del Sr. Luchsinger, en la zona de la Araucanía, para “resolver” parte del problema mapuche. Pagarán en el mismo sector y por terrenos similares, DIEZ VECES MÁS del valor en que un Banco vendió, hace seis meses, tierras similares.
Ha salido humo blanco allá en “las torres” del Palacio de Toesca. Los pontífices del gobierno chileno, han decidido, “darle un corte” a la lucha que mantiene el pueblo araucano por reconquistar parte de lo mucho que se les quitó durante la conquista española.
Aunque bien sabemos que esta solución es un parche para una herida grande y, además, falta mucha más tierra para la etnia mapuche.
Luego que la España de Valdivia masacrara al pueblo que expuso a sus grandes líderes en todo su coraje, las avanzadas armas de la península destrozaron, “expropiaron”, y “sanearon”, las tierras abandonadas, por la persecución homicida de los blancos llegados de España.
Pero algunos siglos después los mapuche volvieron a reclamar lo suyo. En el siglo XIX un sátrapa llamado Cornelio Saavedra masacró a otros miles de mapuche, olvidando que medio siglo antes O’Higgins había pedido justicia para ese pueblo. El objetivo de Saavedra: despojarlos de sus otras tierras.
En la dictadura de Pinochet se repitieron acciones contra los mapuche. El decreto de “saneamiento” de Pinochet (1979) no sólo quitó propiedades a los no mapuche (perseguidos por sus ideas políticas), sino que quitaron más bienes a la etnia heroica del sur de América.
Ese mismo decreto han usado los cuatro gobiernos de la Concertación. Y en los últimos años los indígenas han visto caer lo mejor de su juventud en actos de reivindicación de lo que les fue robado.
Es decir: la democracia también ha puesto su marca roja en las tierras verdes de Lautaro.
Como la lucha de ese pueblo es constante, los señores del gobierno han hecho cónclaves y han decidido comprar tierras para que los mapuche “no las revuelvan más”.
Pero véase la trampita.
El Sr. Luchsinger a quien le comprarán más-menos 500 héctareas ha “rematado” sus animales, sus bienes, todo…para dejar limpio el sector. Es decir: vender sólo la tierra.
Bueno, eso es lo que deseaban, en parte, los mapuche. Allí tendrán un poco del suelo que reclaman. Eso en Ercilla.
Tendrán un poco de lo que fue suyo. Ahora: su cultura, su manera de vivir, serán otras razones de batalla. La identidad y dignidad no se transan.
Y aquí viene lo singular…El gobierno pagará al latifundista la suma de 5 millones de pesos por hectárea.
Sí, cinco millones de pesos. ¿Y saben ustedes en cuánto vendió un Banco la hectárea en la misma zona, hace un medio año? En $ 500.000 (quinientos mil pesos).
Es decir el Estado chileno está pagando a Luchsinger por cada hectárea DIEZ VECES EL PRECIO en que ese Banco vendió la hectárea.
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