10 jun 2009

Romance de Pinochet con ecuatoriana sale a la luz 50 años después en Chile


Diario El Día
Santiago


El romance que el fallecido militar Augusto Pinochet mantuvo con una mujer ecuatoriana sale a la luz medio siglo después en Chile con la publicación de un libro que desvela los entresijos de la familia que detentó el poder en este país durante 17 años.

Los periodistas Fernando Vega y Claudia Farfán presentaron hoy en un encuentro con corresponsales extranjeros en Santiago el libro "La familia: Historia privada de los Pinochet", que desvela la presencia de esa mujer, llamada Piedad Noé, en la vida del dictador.

"Piedad fue uno de los amores de su vida. Él no la pudo olvidar. Estuvo incluso a punto de casarse con ella", explicó Farfán, una de las autoras de la investigación que comenzó a mediados de 2006, antes de la muerte de Pinochet, ocurrida en diciembre de ese año.

El libro, que salió a la venta el pasado 3 de junio, repasa el auge y la caída de un clan que alcanzó el poder absoluto durante la dictadura chilena (1973-1990) y que se desplomó con el descubrimiento de las cuentas secretas de Pinochet en el extranjero.

Uno de los hechos que marcó el matrimonio que desde 1943 unía a Pinochet con su esposa, Lucía Hiriart, fue la irrupción en 1957 de Piedad, una mujer quiteña que durante dos años mantuvo una estrecha relación con el futuro dictador.

Piedad, dama de la alta sociedad quiteña e hija de un acaudalado comerciante, tenía tres hijos y estaba divorciada de su primer marido cuando conoció a Pinochet, con el que estableció una secreta pero duradera relación.

Pinochet, que se había trasladado a Ecuador junto con su familia para organizar la Academia de Guerra de aquel país, decidió primar su carrera militar frente a los mandatos del corazón y en 1959 regresó a Chile con su esposa, ya enterada de su infidelidad.

Sin embargo, los vínculos secretos con su amante se mantuvieron vivos durante más de 40 años a través de una nutrida correspondencia y esporádicos viajes como el que en 1983 llevó a Chile a Piedad, quien falleció siete años después.

Piedad surge así como "una especie de fantasma" para la familia Pinochet, que siempre sintió su presencia en las sombras de una relación marital "asimétrica" marcada por la sumisión que Pinochet dispensó a Lucía Hiriart, cuenta Farfán.

Esta periodista no cree, sin embargo, que Piedad sea la madre de un supuesto sexto hijo de Pinochet, convertido en "mito" del que nunca nada se supo pero cuya existencia constituye "un rumor fuerte entre las altas esferas quiteñas".

El matrimonio Pinochet y sus cinco hijos vivieron una historia de desuniones que se engendraron desde muy temprano y se agudizaron cuando el patriarca asumió el poder y sus vástagos se disputaron no solo su cariño, sino también su dinero.

"El golpe militar también fue una tragedia para ellos, el poder los corrompió", dijo Vega sobre los hijos de Pinochet, quienes establecieron una relación de fuerte dependencia con el dictador e hicieron valer su apellido en su vida cotidiana.

Con el descubrimiento en 2004 de las cuentas secretas que Pinochet guardaba en el extranjero, la derecha y el empresariado chileno dieron la espalda a la familia, que nunca fue aceptada como miembro de la alta burguesía.

De ese clan solo Lucía Pinochet consiguió recomponerse y obtener un puesto de concejal en Vitacura, el barrio con mayor nivel económico de Chile.

Para realizar este libro, los autores entrevistaron a dos de los hijos de Pinochet, Lucía y Marco Antonio, y a su hermana, Adelina Pinochet Ugarte, quien reveló la soledad que sintió el general en los últimos días de su vida. EFE.

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